El riego del césped en el jardín

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Autor: Enric Santamaria Vitoria

El riego del césped de nuestro jardín es una práctica que puede marcar diferencias a nivel agronómico, estético y económico:

  • Un césped regado adecuadamente facilita el crecimiento de la planta, tanto a nivel foliar como radicular y favorece una mayor resistencia a plagas y enfermedades.
  • Un césped deficientemente regado puede presentar calvas, zonas secas o decoloradas, crecimiento irregular; afecciones todas estas que harán que el disfrute de nuestro jardín sean una experiencia menos agradable y satisfactoria.
  • Una mala planificación del riego puede desembocar en un derroche innecesario de un recurso tan preciado hoy en día como es el agua, además del consiguiente sobrecoste económico.

Por lo tanto, surgen básicamente tres preguntas:

  • ¿Con cuánta agua tengo que regar?, es decir: ¿cuáles son las necesidades hídricas del césped?
  • ¿Cada cuánto tiempo tengo que regar?, es decir: ¿cuánta agua puede retener el suelo para dar de beber al césped?
  • ¿Durante cuánto tiempo tengo que regar?, es decir: ¿cuál es la aporte de agua de mi sistema de riego?

En campos deportivos de alto mantenimiento, como suelen ser los campos de golf, fútbol, polo, etc. se realizan planes de riego muy completos y pormenorizados teniendo en cuenta muchos datos y aplicando tecnologías muy avanzadas. En el caso de este artículo vamos a simplificar las cosas, facilitando unas consideraciones a tomar en cuenta a la hora de regar nuestro jardín pero con un enfoque técnico.

El riego del césped depende, de forma general, de los siguientes factores que vamos a explicar con detenimiento:

  1. Climatología
  2. Calidad del agua
  3. Variedad de césped
  4. Tipo de suelo
  5. Sistema de riego

Necesidades hídricas del césped

Para responder la primera pregunta necesitamos determinar un volumen de riego o cantidad de agua. Para poder determinar ese volumen de agua deberemos tener en cuenta los dos primeros factores, climatología y variedad de césped. Con ellos calcularemos lo que llamamos Necesidades Totales de Riego (NTr) que expresaremos en litros por m2 y día (o mes) o lo que es lo mismo mm/día (o mm/mes). Utilizaremos la siguiente fórmula:

 

NTr = (ETo x Kc) – Pe

Siendo:

ETo: la evapotranspiración potencial (mm/mes o mm/día)

Kc: coeficiente de cultivo

Pe: precipitación efectiva (mm/mes o mm/día)

  1. Climatología: nos referimos principalmente a dos elementos climatológicos principales, que son el calor y la precipitación. Podemos tomar valores de referencia para “tener una idea” de cuando deberíamos regar más o menos y cuando podemos esperar lluvias y por lo tanto parar el riego. Estos datos de referencia se pueden consultar en el portal SIAR del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación:

La Evapotranspiración potencial (ETo) está conformada por la evaporación (E) y la transpiración (T), factores ambos que dependen de la temperatura, es decir del “calor”. Este valor también depende de la zona geográfica y la época del año.

Gráfica y datos de la ETo del año 2022 de Moncada (Valencia)

La Precipitación efectiva (Pe) se puede definir de forma simple como la parte del agua de precipitación que puede aprovechar nuestro cultivo para satisfacer sus necesidades hídricas. Al igual que la ETo este valor también lo podemos consultar en internet.

Gráfica y datos de la Precipitación y Pe del año 2022 de la estación meteorológica de Moncada (Valencia)

En el caso de nuestro jardín podemos no considerar la Pe, porque en los últimos años las precipitaciones son más escasas e irregulares. En este caso utilizaremos el sentido común: cuando llueva podremos determinar de forma inmediata si la lluvia caída es suficiente como para parar el riego y comprobar el estado de humedad de nuestro jardín diariamente hasta que decidamos volver a regar.

  1. 2. Calidad del agua: saber qué tipo de agua estamos utilizando para regar nuestro césped nos ayudará a evitar posibles problemas.

Por ejemplo, si regamos con agua de pozo es posible que el agua pueda tener muchas sales debido a infiltraciones de agua salada del mar, si estamos cerca de la costa. En este caso debemos considerar aumentar la cantidad de riego en lo que se llama fracción de lavado, para evitar que se nos acumulen las sales indeseables en el césped y pueda producir quemaduras.

Del mism modo podemos tener aguas duras, con mucho calcio y magnesio que pueden llegar a obturar los elementos de nuestro sistema de riego, como electroválvulas, aspersores, filtros, etc. Tendremos que ser conscientes de realizar las tareas de mantenimiento correspondientes para evitar estos precipitados.

Tubería obstruida por precipitaciones de cal del agua

También es muy posible que el agua contenga niveles elevados de elementos fertilizantes, como es el caso de los nitratos, con lo cual deberíamos considerar estas unidades fertilizantes para ajustar mejor el plan de abonado de nuestro jardín y evitar así un gasto innecesario en abonos.

Se puede dar el caso de que el agua de abastecimiento para el riego del jardín provenga de depuradoras, con lo cual la calidad de la misma puede ser muy heterogénea, siendo en alguna época del año muy dañina para nuestro césped. 

  1. Variedad de césped: debemos saber la variedad de césped que tenemos en nuestro jardín. En términos generales hay dos tipos:
  • Césped de clima frío (variedades C3): festuca, raygrass, poa, etc. y las mezclas de estas.
  • Césped de clima templado (variedades C4): bermuda, zoysia, paspalum, grama, kikuyu, etc.

El Coeficiente de cultivo (Kc) es, de forma simple, un valor agronómico asignado tras unas consideraciones técnicas, que es diferente según el tipo de cultivo (frutales, arbustivos, pastos, etc.), el estado de desarrollo del cultivo y según algunas prácticas culturales.

En el caso del césped podemos considerar los siguientes valores orientativos obtenidos por Meyer and Gibeault de la Universidad Riverside de California:

  • Para variedades C3 (festuca, raygrass, poa, etc.) Kc = 0,95
  • Para variedades C4 (bermudas, zoysias, paspalum, kikuyu, etc.) Kc = 0,8

Kc en función de la variedad y mes del año:

Mes E F M A M J Jl A S O N D Media anual
C3 0.61 0.64 0.75 1.04 0.95 0.88 0.94 0.86 0.74 0.75 0.69 0.60 0.80
C4 0.55 0.54 0.56 0.72 0.79 0.68 0.71 0.71 0.62 0.54 0.58 0.55 0.60

Tiempo y frecuencia de riego

Para responder a las otras dos preguntas de cada cuánto y durante cuánto tiempo tengo que regar, debemos conocer los otros dos factores que resultan importantísimos, el tipo de suelo y el sistema de riego.

  1. Tipo de suelo: conocer el tipo de suelo es la parte más importante de cualquier estudio de necesidades de riego, porque nos ayudará a gestionar la manera de regar en nuestro jardín de forma más eficiente.

Debemos considerar el suelo de nuestro jardín como un depósito de agua. De la capacidad de retención de agua del suelo va a depender en gran medida la frecuencia y tiempo de riego.

El agua en el suelo

Vamos a explicar el símil del depósito de la imagen anterior de un suelo arcilloso:

  • La saturación del suelo se produce cuando este ya no es capaz de absorber más agua, por lo tanto el agua o se estanca formando charcos o se pierde por escorrentía y se desplaza a los puntos más bajos del jardín formando riachuelos.
  • El agua que hay entre el punto de saturación y el de capacidad de campo es agua que se suele perder rápidamente a causa del drenaje interno del suelo, por lo que se llama macro-poros. Esta agua se filtra y podemos decir que se pierde o se queda en capas tan profundas que la planta no puede llegar a aprovechar.
  • El nivel de capacidad de campo, es el nivel de agua que puede ser aprovechable por las plantas mediante las raíces.
  • El M.P. (punto de marchitamiento permanente) es el nivel de agua donde las raíces de la planta no llegan, produciendo su muerte por marchitamiento.
  • El fa o factor de agotamiento o umbral de riego es un valor expresado en % que indica la cantidad de agua que queremos que el cultivo extraiga entre los riegos. Es como un factor de seguridad para evitar que nos acerquemos indeseadamente al P.M.P. Para suelos arcillosos se suele usar un 50%, mientras para suelos arenosos no debería ser mayor del 20%. Este es un factor que debemos elegir en función de la experiencia y de nuestras expectativas.

Estos datos se pueden extraer del análisis agronómico del suelo realizado por un laboratorio competente. Realizar este análisis es muy recomendable puesto que nos aportará mucha información importante sobre el suelo de nuestro jardín.

En el caso de no disponer de este análisis podemos tomar los siguientes valores de referencia:

Datos de retención hídrica en función de la textura del suelo

Para poder elegir bien de la tabla anterior, previamente debemos conocer, aunque sea de forma aproximada, la textura de nuestro suelo.

Sobre la textura del suelo, podemos considerar en líneas generales que:

  • Los suelos arcillosos tienen una alta capacidad de retener el agua. Tardan más en secarse. Estos suelos necesitarán, en líneas generales, periodos de riego más espaciados para evitar encharcamientos.
  • Los suelos arenosos son suelos muy porosos que dejan que el agua pase muy fácilmente a través de sí, presentando una baja retención hídrica. Este tipo de suelos necesitarán de riegos más cortos pero más frecuentes, para evitar que el agua se nos escape a partes más profundas y no sea aprovechada por la planta.
  • Los suelos francos son los que están entre medio de las dos clases anteriores.

De izquierda a derecha: ejemplos de suelo arcilloso, suelo franco y suelo arenoso

Descontando la materia orgánica, las gravas y rocas, en general hay tres tipos de partículas que componen el suelo: la arena, el limo y la arcilla. Dependiendo del % de cada una de estas partículas se puede clasificar el suelo en hasta 12 tipos diferentes, tal y como se muestra en el siguiente gráfico:

Gráfico de texturas del suelo

De forma casera y rápida podemos hacer esta pequeña prueba para tener una ligera idea de la textura del suelo tiene nuestro jardín:

  • Cogemos una muestra de suelo de nuestro jardín y lo dejamos secar.
  • Lo trituramos lo suficiente y lo hacemos pasar por un colador metálico de cocina. Lo ideal es que tenga un agujero de tamiz de unos 2mm.
  • Humedecemos la muestra con un poco de agua y mezclamos bien hasta que podamos formar una pasta con cierta plasticidad sin que llegue a pegarse a los dedos.Intentamos formar una bola de diámetro aproximado de 3cm.
    • Si no se puede formar la bola, se sabe que es suelo de arena.
    • Si se puede formar la bola, se intenta hacer una “salchicha” con un largo de 6 -7 cm. Si esta salchicha se deshace al formarse, es una arena limosa.
  • En una superficie lisa intentamos hacer un cilindro o “churro” con un largo de 6 -7 cm.
    • Si esta salchicha se deshace al formarse, es una arena limosa.
  • Si se logra formar la salchicha, se le sigue enrollando con la mano en una mesa u otra superficie hasta formar un “lápiz” de 15 o 16 cm con un grosor de aproximadamente 6mm.
  • Si no se puede hacer el lápiz o se deshace, es suelo franco arenoso.
  • A continuación, se intenta hacer una media luna o la mitad de un círculo con el “lápiz”.
    • Si no se puede hacer o se deshace, es franco
  • Si se puede hacer la media luna, se sigue doblando el “lápiz” hasta formar un anillo que tendrá un diámetro de unos 5 cm.
  • Si no se puede hacer el anillo, o se deshace en pedazos, se trata de franco limoso o limo.
  • Si se hace el anillo, pero le aparecen grietas, puede tratarse de diferentes tipos de suelo que tienden a ser “arcillosos” sin ser arcillas propiamente, tales como franco arcillosos, arcillas limosas o arenosas, etc.
  • Si se hace un anillo con muy pocos grietas, que parece alfarería, se trata de arcilla.

Procedimiento manual de la determinación de la textura del suelo de nuestro jardín

Otro factor a tener en cuenta y de fácil estimación es el grado de pedregosidad de nuestro suelo. Por norma general, si cuando se construyó el jardín se incorporó una capa de tierra vegetal o una buena capa de arena, el grado de pedregosidad es 0% o cerca del 0% (1-2%) . Si a nuestro jardín no se le ha realizado ningún aporte de tierra, se puede observar el grado de pedregosidad haciendo una pequeña cata de unos 30cm y observando el perfil del suelo.

En el caso de la imagen 9 podríamos valorar que el grado de pedregosidad es de entorno a un 10% aproximadamente. Podemos tomar los patrones de más abajo para determinar este %.

A continuación, vamos a determinar la cantidad de Agua Fácilmente Aprovechable (AFA) expresado en mm (o sea l/m2) que puede proporcionar nuestro suelo mediante la siguiente fórmula:

Siendo:

CC: el valor de capacidad de campo en %

PMP: el valor del punto de marchitamiento permanente en %

Da: es la densidad aparente

H: la profundidad de las raíces expresada en mm

Pied: es el % de pedregosidad

PSM: es el % de suelo mojado

fa: factor de agotamiento o umbral de riego.

  1. Sistema de riego: un buen sistema de riego nos va a permitir:
  • Regar una determinada cantidad de agua de la que podemos disponer (debido a limitaciones de volumen por la red de agua potable, agua de aljibes, dimensionado del sistema de riego, dotaciones de comunidades de regantes o ayuntamientos, etc.).
  • Poder regar en un horario y durante un tiempo determinado sin necesidad de estar presente durante el riego.
  • Y lo más importante: poder regar de forma homogénea y eficiente.

Podemos distinguir diferentes sistemas de riego:

  • Riego por aspersión: que consiste en el riego aéreo del jardín mediante aspersores y/o difusores, con el que se suele conseguir un porcentaje de área mojada cerca del 100%, es decir, se puede regar toda la superficie del jardín si el sistema de riego está bien dimensionado e instalado. Suelen tener una eficiencia de aplicación (EA) elevada, superior al 90-95% (es decir se riega de forma homogénea el 90-95% de la superficie).
  • Riego por goteo subterráneo: consiste en la instalación por debajo del suelo de las tuberías emisoras de riego, con lo que no se llega a regar toda la superficie del jardín, pero si una parte suficiente para que el césped goce de buena salud. Se evitan perdidas de agua por evaporación y deriva causada por el viento. En este caso el % de área del suelo mojado dependerá de la textura y tipo de suelo y su capacidad de retener el agua.

La eficiencia de aplicación en este sistema suele estar entre el 85-90%.

  • Riego manual: se suele realizar mediante mangueras y/o aspersores móviles. Este sistema de riego presenta una baja uniformidad de riego y un trabajo presencial poco deseable. Eficiencia de aplicación del 60-70%.

Mantener un sistema de riego adecuadamente: evitar fugas, ajustar los ángulos de riego, limpiar boquillas de aspersores, filtros, etc. es muy importante a la hora de conseguir una eficiencia de aplicación lo más alta posible.

Lo más importante de nuestro sistema de riego es saber cuánta agua nos proporciona en un riego normal. Para poderlo establecer podemos usar un simple procedimiento como el siguiente:

  • Colocar una bandeja de plástico de dimensiones conocidas sobre el césped. O en caso de ser posible pondremos varias bandejas en puntos diferentes del jardín para comprobar posteriormente si los volúmenes recogidos son iguales o similares. Mediremos las dimensiones del fondo de la bandeja, por ejemplo 50cm x 20cm = 0,1m2.

Bandeja de medición de agua de riego

  • Realizaremos un riego completo del jardín, por ejemplo de 15minutos (0,25 horas), dejando que se rieguen todos los sectores por igual.
  • Una vez acabado el tiempo de riego conocido, mediremos el volumen de agua recogida en cada bandeja, por ejemplo 0,5L por bandeja.
  • Con el siguiente cálculo podemos establecer la intensidad de precipitación del equipo de riego (Ipp) o caudal (Q) en L/m2 y hora o en mm/h:

Este caudal de riego se puede controlar de diferentes maneras, como es estrangulando las válvulas de paso en el sistema de riego, cambiando las boquillas de los aspersores, etc.

La gestión del sistema de riego merece una explicación mucho más detallada la cual no vamos a tratar en este artículo.

Para determinar el tiempo de riego por día (Tr) podemos aplicar la siguiente fórmula:

Siendo:

Db: la demanda bruta, que es la Necesidad Total de Riego (NTr), que hemos visto en al inicio del artículo, multiplicado por un factor de lavado (FL) en el caso de que reguemos con agua salina (que no consideraremos), divido por la eficiencia de aplicación (EA) de nuestro sistema de riego.

Para establecer la frecuencia de riego (Fr) podemos hacer uso de la siguiente fórmula:

 

Ejemplo práctico del cálculo y programación del riego en nuestro jardín.

Vamos a establecer los datos de partida, que en nuestro caso serán:

  • Población: Moncada, Valencia.
  • Tamaño y variedad de césped: 200 m2 de Bermuda Celebration (variedad C4).
  • Sistema de riego: aspersión con 4 sectores de riego. Según nuestras mediciones el Caudal medio (Q) proporcionado por el sistema de riego es de 20 L/h y m2, es decir 20 mm/h.
  • % de suelo mojado (PSM): el 100%.
  • Uniformidad de aplicación: el 90%
  • Agua no salina, por lo tanto no necesita fracción de lavado (FL)
  • Profundidad de las raíces: 10cm (100mm).
  • Mes: agosto.
  • Mediante la práctica expuesta para determinar el tipo de textura de nuestro suelo, se llega a la conclusión de que tenemos un tipo de suelo franco y sin piedras.

Empezamos con las determinaciones:

Necesidades totales de riego:

NTr = (ETo x Kc) – Pe

Buscando en la web SIAR podemos obtener los datos de ETo y Pe.

En este caso vamos a obviar la precipitación efectiva (Pe) y no la tendremos en cuenta.

Para las variedades de césped C4 como las bermudas y para el mes de agosto vamos a considerar un Kc de 0,71.

Agosto tiene 31 días.

NTr = (162,98 x 0,71) – 0 = 115,72 mm/mes o 3,73 mm/día

Calculamos las Dosis brutas (Db) de riego como sigue:

FL= 0 porque es un agua NO salina.

EA= 90% (es decir 0,90)

A continuación, calculamos el tiempo de riego por día:

Determinamos el Agua Fácilmente Asimilable (AFA):

De la tabla expuesta en el apartado del suelo podemos obtener los valores de la ecuación para un tipo de suelo franco, estos son:

CC= 22%

PMP= 10%

Da= 1,40 g/cc

H= hemos establecido 100mm

Pied= 0%

PSM= 100

Fa=30%

Con lo cual:

Y por último calcularemos la frecuencia del riego (Fr):

Para facilitar la gestión del riego vamos a considerar que la frecuencia de riego (Fr) es de 1 día, es decir que regamos todos los días del mes.

Fr corregida = 1 día

Haciendo una simple regla de tres podremos determinar el tiempo de riego corregido tal y como sigue:

En resumen, con todos estos cálculos anteriores podemos determinar que en el mes de agosto, si no llueve, podemos establecer un tiempo de riego de 10,41 minutos cada día.

Si estos datos y fórmulas los juntamos en una tabla Excel podemos tener un calendario anual de riego, como el que sigue en la página siguiente:

NECESIDADES HÍDRICAS TIEMPO Y FRECUENCIA RIEGO
Meses ETo (mm/mes) Kc ETc (mm/mes) Prec. Efectiva (Pe) NTr sin Pe (mm/mes) Db (mm/mes) días/mes Db (mm/día) Tr (h/día) Tr (min/día) Fr (días) Fr correc. (días) Tr correc. (min/día)
Enero 39,08 0,55 21,49 1,11 21,49 23,82 31 0,77 0,04 2,3 6,56 4,0 1,4
Febrero 50,09 0,54 27,05 4,82 27,05 29,97 28 1,07 0,05 3,2 4,71 3,0 2,0
Marzo 58,4 0,56 32,70 116,34 32,70 36,24 31 1,17 0,06 3,5 4,31 3,0 2,4
Abril 97,64 0,72 70,30 45,39 70,30 77,90 30 2,60 0,13 7,8 1,94 2,0 8,0
Mayo 143,55 0,79 113,40 61,72 113,40 125,66 31 4,05 0,20 12,2 1,24 2,0 19,6
Junio 168,07 0,68 114,29 0 114,29 126,63 30 4,22 0,21 12,7 1,19 1,0 10,6
Julio 169,68 0,71 120,47 0 120,47 133,49 31 4,31 0,22 12,9 1,17 1,0 11,0
Agosto 162,98 0,71 115,72 11,31 115,72 128,22 31 4,14 0,21 12,4 1,22 1,0 10,4
Septiembre 107,3 0,62 66,53 1,86 66,53 73,71 30 2,46 0,12 7,4 2,05 1,0 3,6
Octubre 65,38 0,54 35,31 11,94 35,31 39,12 31 1,26 0,06 3,8 3,99 2,0 1,9
Noviembre 54,63 0,58 31,69 23,26 31,69 35,11 30 1,17 0,06 3,5 4,31 3,0 2,4
Diciembre 33,43 0,55 18,39 7,4 18,39 20,37 31 0,66 0,03 2,0 7,67 5,0 1,3

Necesidades totales de riego durante el año.

Consideraciones finales y conclusión

Tal y como hemos visto, se pueden obtener las necesidades de riego, tiempos y frecuencias de riego a partir de datos y suposiciones técnicas.

Cuanto más fiables sean estos datos (análisis de agua de riego, análisis de suelo, obtención de datos climatológicos recientes, etc.) más podremos ajustar los cálculos a la realidad.

De todos modos, estos son datos que podemos considerar para realizar un plan de riego, pero no significa que en todos los casos sean una verdad absoluta.

Lógicamente un mes de agosto puede tener días o semanas de muchísimo calor, con lo cual la ETo será mayor y el Agua Fácilmente Asimilable del suelo disminuirá porque habrá mayor evaporación. Por tanto, el césped necesitará más riego del que se ha calculado considerando unos datos medios de otros años, por lo que si no se lo proporcionamos podremos observar un indeseable punto de marchitez en el mismo.

Césped en estado de marchitez

Del mismo modo hay zonas, como por ejemplo el norte de España, donde la precipitación es muy abundante y por tanto la precipitación efectiva se debe considerar.

Igualmente, si en el sur peninsular durante el mes de agosto hay una tormenta fuerte y la lluvia es abundante, se debe tener en cuenta esta precipitación y parar el sistema de riego, obviamente.

Hoy en día hay una infinidad de sensores que nos pueden facilitar mucho la obtención de datos y ayudar a gestionar el riego. Algunos de ellos se pueden conectar al programador de riego y comandar la puesta en marcha del mismo sin necesidad de que el usuario interactúe con el sistema. Del mismo modo en caso de lluvias puede ordenar la parada del sistema.

Sensores de humedad en el suelo

Siempre es aconsejable asesorarse mediante un técnico competente para realizar un buen plan de riego. Tal y como hemos comentado al principio de este artículo, esto puede suponer un ahorro económico considerable a lo largo del año.

Finalmente hay que resaltar que es de vital importancia la correcta elección de la especie y variedad de césped. Tal y como hemos desarrollado en el apartado de Coeficientes de Cultivo, las especies C4, como las Zoysias, Bermudas, Paspalum, etc. nos permitirán ahorrar de forma muy notable en los consumos de agua de riego y evitarán que nuestro jardín empeore o, en el peor de los casos, muera en épocas de estrés hídrico, como puede ser el verano.

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